Cabezas reducidas a imitación y, por supuesto, con la libertad de interpretación e imaginación del artista. Aunque tienen detalles muy reales, están fabricadas con arcilla. No se asusten.
Gracias a los jíbaros, ese pueblo amazónico cuyo nombre verdadero son Los Shuar, podemos disfrutar de su arte sádico y negro. La reducción de cabezas es algo único de este pueblo. Practicaban el ritual del tzantza, consistente en cortar y reducir la cabeza, y cuyo secreto guardan celosamente.
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