sábado, 2 de noviembre de 2019

Evolución. Darwinismo y Darwinismo Social


La teoría de la evolución está sujeta a debate, por eso se denomina teoría, no es una ley inmutable. Esta palabra, inmutable, es perfecta para definir a la teoría de la evolución; puesto que Darwin, en su libro “El origen de las especies”, se da cuenta de que las especies no son inmutables, algo que realmente ya se hablaba en los círculos científicos de las academias francesas en el siglo XIX, antes que Darwin.

 


Entre las dos especies de la imágenes, un celentéreo a la izquierda (Phyllangia Mouchezii) y un cordado vertebrado una morena (Muraena helena), pasaron millones de años desde la aparición de la primera y de la segunda. ¿Por qué se mantuvo la primera siendo supuestamente tan primitiva?

Y ese es el problema, demasiado Darwin en medios de comunicación y en homenajes. Como biólogo he tenido la suerte de tener a buenos profesores que me hicieron pensar y me enseñaron que hay cuestiones y avances sobre evolución mucho más allá de Darwin. En torno a Darwin, básicamente, se ha reducido la evolución a la Selección Natural y a la aleatoriedad de las mutaciones (azar). Pero como veremos, esto no explica la macro-evolución y la aparición de los mamíferos por ejemplo; algo que siempre he sospechado e intuido: ¿cuál es la chispa de la evolución, cómo y por qué se producen cambios genéticos que actúan desde el desarrollo embrionario y dan lugar a nuevos proyectos corpóreos (como los mamíferos) conservándose otros proyectos “primitivos” y menos aptos (aparentemente) para competir y así sobrevivir (como las medusas)?

“Mientras el respeto a los delicadísimos mecanismos ecológicos no sea actitud desinteresada y general, apenas adelantaremos un paso” Miguel Delibes. El mundo en la agonía, Ed. Círculo de lectores, pag. 92.

El punto negativo para mis profesores es que antes que Darwin hubo intelectuales y científicos franceses que ya plantearon lo mismo, e incluso mejor. Si me hubieran enseñado la cronología verdadera de las teorías de la evolución nunca habría pensado bien de Darwin, existen estudios y ensayos mejores. Cuando dejan de ocultar información, las teorías se ven más claras y más honestas. Hay que ser honesto en la ciencia, en mi opinión, y si hay misterios (no esotéricos ni divinos) se tienen que admitir. En la teoría de la evolución hay que ser muy honesto, y admitir el misterio de la evolución: que no sabemos realmente cuál es el mecanismo de la evolución, cuál es el mecanismo que hace que sigan existiendo las medusas o las esponjas y qué hizo que existieran después los peces o los mamíferos. No lo sabemos. La selección natural y la acumulación de pequeños cambios con mutaciones al azar no explican por qué una araña es una araña, o por qué una cabra es una cabra.
Gracias a Máximo Sandín puedo tener una visión mucho más amplia de la evolución y de los procesos que podrían tener un papel fundamental. Además de conocer mejor la influencia anglosajona en la sociedad, tanto a nivel biológico (con la teoría de la evolución de los organismos vivos) como a nivel social (con el Darwinismo social, que impregna las teorías económicas que rigen la sociedad).

Realmente lo mejor es que lean a Sandín y comprendan un poco mejor la evolución. Voy a dejar el primer capítulo del libro que he leído, “Una nueva biología para una nueva sociedad”, el libro se llama “Pensando la evolución, Pensando la vida” (Ediciones Crimentales SL, 2006, ISBN: 84-935141-0-1), que ilustra sobre la historia de las ciencias biológicas. En realidad no es un libro como tal, es una recopilación de artículos y ensayos publicados en diversas revistas, y este primer capítulo es genial para empezar.

Pero voy a comentar un poco a modo de prólogo, para intentar abrir boca.

1- La evolución como se suele enseñar es básicamente con la selección natural propuesta por Darwin, donde pequeños cambios acumulativos al azar proveen de ventajas adaptativas y así sobreviven mejor que los que no expresan esos cambios, donde la competencia entre individuos de la misma especies, así como con otras especies, determinará la supervivencia de los más adaptados, o adecuados, de los más fuertes. Se menciona a Darwin como el pionero, antes de él no había nada, y algunos hasta proclaman que después de él ya no hay nada más que descubrir. La realidad. Si la evolución fuera por pequeños cambios acumulativos, existirían numerosas formas intermedias en el registro fósil pero no es así (aunque incompleto, el registro de que disponemos es suficientemente amplio como para tener esas formas intermedias). La selección natural, con la competencia como principal impulsor, sólo parece operar a nivel de especie, pero no a nivel de clase, orden o filo. No explica la aparición de las alas en los insectos, o la placenta en los mamíferos placentarios. Se ha comprobado que han existido periodos de enorme estabilidad en la morfología de los organismos, y después de las extinciones masivas es cuando mayor salto evolutivo ha habido, produciéndose explosiones de vida, la más famosa, y posiblemente más espectacular dada la cantidad de filos que aparecieron, fue la explosión de vida del Cámbrico, donde aparecieron desde los poríferos hasta los primeros cordados. Esto desafía la evolución gradual de los organismos e invalida en mucho a Darwin.

2- Lo que enseñan sobre estos cambios, se descubrió después, es que se deben a cambios en la secuencia de bases del ADN, donde los genes mutan al azar y cambian las proteínas que expresan. El ADN se compone de genes, donde un gen codifica la expresión de una proteína (un gen, una proteína). La realidad. Esto ya se ha demostrado como alejado de la realidad. Un gen puede dar lugar a muchas proteínas dependiendo del estado metabólico de la célula, dependiendo de las condiciones ambientales, además de que muchas proteínas están formadas por la unión de varias secuencias proteicas formando una proteína funcional, e incluso la adición de menos de esas partes forma otra proteína. Además se ha visto que la expresión de los genes se debe a los elementos reguladores de la expresión génica, sistema complejo donde los haya. Y se ha demostrado que tenemos genes conservados y que son prácticamente iguales a genes bacterianos, lo que se ha demostrado es una transferencia horizontal de genes entre diferentes especies, en este caso de procariotas a eucariotas, donde se han conservado esos genes durante cientos de millones de años, genes que intervienen en el metabolismo de lípidos por ejemplo. Si la evolución es por pequeños cambios al azar, estos genes tendrían que ser muy diferentes, por estadística pura; lo que ocurre es que existe un mecanismo de reparación del ADN ante mutaciones, y si ese mecanismo ha actuado durante millones de años en genes esenciales para las células, para el organismo, significa que la teoría de Darwin es, cuanto menos, errónea. ¿Por qué parte del genoma acumula mutaciones y otra parte no? Sandín expone un ejemplo estupendo, los genes reguladores de la embriogénesis de los ojos son los mismos en todos los grupos animales; están tan conservados, que se experimentó con genes de ratón y se insertaron en el genoma de mosca, y se desarrollaron ojos de mosca; es decir, son, en esencia, los mismos genes. Esta conservación tan extraordinaria durante tantos millones de años no es por casualidad ni por azar.
Es muy probable que la transferencia horizontal de genes, por bacterias y virus, sea el verdadero motor de la evolución, aunque el mecanismo exacto de por qué ocurre es un misterio; las extinciones masivas, o lo que es lo mismo, cambios drásticos en las condiciones ambientales pueden desencadenar o acelerar el proceso en las especies supervivientes (aunque las extinciones masivas hayan eliminado a numerosas especies, nunca han eliminado a tantos filos, ordenes o clases, en porcentaje; por ejemplo, la última gran extinción que fue la de los dinosaurios no eliminó a todos los mamíferos, ni aves, ni tortugas, ni tiburones, ni celacantos (ni peces en general), ni insectos, ni arácnidos, ni crustáceos, ni equinodermos, ni esponjas ni cnidarios, y lo mismo en los grupos vegetales).

3- Lo que se enseña es la competencia como motor de la selección natural. La supervivencia de los más aptos, los más adecuados, o los más fuertes, como a ustedes les guste más. De ahí que Darwin y sus contemporáneos ya extrapolaban a las normas y acciones del capital liberal sus leyes naturales de la selección natural. Dando a entender que los ricos y exitosos son seres mejores adaptados en la sociedad. Nacía el Darwinismo social en plena revolución industrial y nacía el capitalismo tal y como lo conocemos, ya ideado antes de la publicación del “Origen de las especies”, potenciado por Darwin, y por supuesto usado por los poderosos para justificar su inmoralidad con la clase obrera y justificar la eugenesia (la mejora de la raza superior, es decir la blanca anglosajona en el imperio británico, la llamada aria por los nazis, etc.). Malthus y Spencer son dos de los máximos exponentes de estas doctrinas capitalistas, liberalismo y neoliberalismo que para el caso es lo mismo. La realidad. En la naturaleza existe competencia, pero también existe en un alto grado la cooperación. Los complejos sistemas ecológicos que rigen la selva, los bosques o los mares, todavía no han sido comprendidos, y las intervenciones humanas en los ecosistemas casi siempre han dado resultados inesperados. Las relaciones inter-específicas en los ecosistemas son complejas y no estudiadas en su totalidad, como las relaciones con los virus y las bacterias. Siempre se ha visto a los microorganismos como enemigos, pero dada la cantidad de bacterias y virus que hay en un puñado de tierra, o en un litro de agua, si quisieran competir y matarnos lo harían.
En este caso, ya se sabe que las células eucariotas, las células con núcleo, se formaron por la simbiosis de diferentes células procariotas, células sin núcleo que son las bacterias, arqueas y virus. Si la competencia fuera tan grande y feroz, y fuera el motor de la evolución, la aparición de una célula eucariota por azar habría sido invadida e infectada con toda seguridad.
El Darwinismo social es amoral, se usa la selección natural para justificar el colonialismo, para justificar la masacre, esclavitud y explotación de pueblos por los más poderosos y expoliar sus recursos naturales. El capitalismo usa estas supuestas leyes naturales para justificar las clases sociales, la explotación obrera y, por supuesto, las guerras.

Como conclusiones se puede extraer que la evolución requiere de cooperación y de transferencia horizontal de material genético. Los organismos requieren de cooperación en su interior, nuestros cuerpos necesitan de la cooperación entre los diferentes sistemas y células, donde la regulación y cooperación metabólica es esencial. En los ecosistemas existe una mayor cooperación que la que nos dice Darwin y sus seguidores. La sociedad no debería seguir la doctrina de la selección natural; la cooperación y la distribución, a su vez la eliminación de las clases sociales será el gran reto al que nos llevamos enfrentando siglos, y al que los capitalistas llevan siglos esquivando, manipulando y mintiendo para que su doctrina elitista siga en boca de la opinión pública, para que siga el capitalismo depredador donde el agua se privatiza, donde se privatiza la sanidad y educación, y se comercia con servicios públicos como si fuéramos ganado, donde sólo importa el dinero.

Sandín nos muestra y orienta que necesitamos en la biología una nueva filosofía, y no sólo en la biología, también una filosofía social que no implique pisotear compitiendo para tener éxito, para esto se puede leer a Lewis Mumford, William Morris, Jaime Semprún, y clásicos más conocidos como Heagel y Marx y un largo etc.

Después de leer a Sandín, y a muchos más, si lo que queremos es llegar a un equilibrio con la naturaleza, en base a las leyes naturales de los ecosistemas, debemos buscar el equilibrio entre competencia y cooperación, cómo mínimo aunque lo mejor sería eliminar competencia en un 99%. Integrar los sistemas sociales básicos en una estructura cooperativa, no privada en sanidad y educación (esto incluye la industria farmacéutica) o el agua, pero habiendo comercio y competencia en otros sectores, como textil o deportes (pero, repito que lo mejor sería sin competencia). La ciencia, cuando mayor han sido los avances han sido cooperando, con un intercambio de información y de estudios.
Entiendo que muchos deportistas ganen mucho dinero, y suele ser acorde a los contratos publicitarios que firman (ganan dinero y los que les contratan ganan más), pero me da vergüenza que por jugar al futbol o al tenis ganen lo que un médico ganaría en 300 años de trabajo curando a seres humanos.

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